La historia de la repostería parece
transcurrir paralela a la del azúcar, pero esto no ha sido siempre así.
En realidad la repostería, tal como
la conocemos hoy, apenas cumple 200 años de historia.
Los elementos principales de la
repostería son: huevos, leche, harina, mantequilla, chocolate, esencias, licores… y,
por supuesto, azúcar.
Te contamos con todo detalle, cómo
nace y su la evolución a lo largo del tiempo.
Para ponernos en antecedentes, el
gusto por lo dulce es tan antiguo como la humanidad, aunque durante muchos
siglos las únicas fuentes de dulzor conocidas fueron las frutas y la miel.
En la Biblia y en el Corán hay
numerosas citas de la miel y de los frutos secos, que combinados y elaborados
convenientemente daban lugar a ricos postres.
El dulzor de la caña de azúcar
procedente de oriente llega al mundo occidental durante la edad media, como una
exquisitez reservada a las mesas de los aristócratas.
Las farmacias, así como los
conventos y monasterios fueron los encargados del desarrollo de la repostería en
esta etapa en la que el azúcar se tomaba en ocasiones especiales y se usaba
también como método de conservación, por ejemplo, de la leche en forma de leche
condensada.
El consumo de azúcar en esta época se
combinaba con otros endulzantes y esencias como la vainilla o la canela, recordemos que el chocolate no llegó a Europa
hasta la conquista del nuevo mundo.
Durante la época de Napoleón, y como
consecuencia del bloqueo naval impuesto por los ingleses, se empezó a obtener
azúcar de la remolacha.
Desde esa fecha, histórica en el
mundo de los dulces, se ha producido una auténtica revolución del azúcar,
pasando de las mesas reales a las despensas del pueblo.
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